jueves, 2 de julio de 2015

MADEIRA, UN PARAÍSO CERCANO

¡Madeira! Suena bien, ¿verdad? Nosotros pensamos lo mismo un día buscando viajes para un fin de semana libre y decidimos conocer esta isla verde en medio del Atlántico.

Nuestro viaje comenzó el 19 de Junio. Nos fuimos en coche hasta Oporto y allí empezó nuestra aventura rumbo a Madeira. El vuelo fue cómodo y rápido. En vuelo directo desde Oporto en 1h 50 min estábamos pisando tierras madeirenses :)
¡Precioso aterrizaje en una pista de lo más peculiar! Está construida a 70 metros por encima del mar y se sostiene de unos 180 pilares de hormigón. Disfrutamos de unas vistas increíbles


Pista de aterrizaje (Aeropuerto de Madeira)


Llegamos a Funchal, la capital de Madeira al mediodía. Calor, sol...el paraíso!!

Aeropuerto de Madeira



Recogimos nuestro coche de alquiler en el aeropuerto. Queríamos recorrer la isla para no perdernos nada y el coche nos dio la libertad y comodidad que necesitábamos.
Nos dirigimos al hotel Alto Lido, situado muy cerca del centro de Funchal. Las habitaciones son muy espaciosas y tienen una terraza con vistas al mar. Cuenta con dos piscinas al aire libre y una cubierta climatizada. El desayuno, que estaba incluido en la tarifa, era de buffet libre con gran variedad de frutas, cafés, zumos y comida caliente.

Habitación doble estándar (Hotel Alto Lido****, Funchal)


Después de dejar nuestras cosas en la habitación, nos fuimos a dar una vuelta por los alrededores del hotel. Había muy buen ambiente y la tarde se nos pasó volando. Cenamos temprano siguiendo la costumbre de la zona :) 


Al día siguiente madrugamos, desayunamos y decidimos pasar la mañana conociendo la capital.
Funchal es una ciudad muy agradable. Conocer los lugares más emblemáticos no lleva mucho tiempo y se puede hacer en una mañana. 
Decidimos coger el teleférico que realiza un trayecto de unos 20 minutos hasta Monte, una colina a unos 600 metros de altura. Fue un bonito paseo dónde pudimos observar la capital desde los aires.


Teleférico (Funchal)

Una vez finalizó el trayecto del teleférico nos encontramos con el Jardín Tropical Monte Palace. Se trata de un enorme espacio con un jardín japonés, una preciosa colección de minerales y un bonito lago frente a una antigua mansión con vistas a Funchal.

Jardín Tropical Monte Palace (Funchal)

Al salir del jardín nos sorprendieron los Carreiros do Monte. Antiguamente los habitantes de Funchal usaban este medio de transporte para cubrir las grandes elevaciones de la isla y acercarse al centro de la capital.
Hoy en día es una atracción turística más y una experiencia muy divertida. El descenso realiza un recorrido de unos dos kilómetros con fuerte desnivel a través de las carreteras secundarias que llevan a Funchal. Dos hombres vestidos con el traje tradicional arrastran el carro y con cuerdas conducen la dirección.
                                                                            Carreiros do monte (Funchal)

                                                                                Carreiros do monte (Funchal)
Después de tanta caminata regresamos al punto de partida en teleférico y nos fuimos a reponer fuerzas ¡Qué buena la comida de Madeira!
Comimos en un restaurante de comida típica de la zona. Probamos un entrante de la región de Madeira que nos encantó. Se trata del Bolo do caco o Pao de alho, una especie de bollo de pan con aceite y ajo que sirven recién hecho y caliente... riquísimo! 
                                                                                           Bolo do caco
Continuamos con pescado de la zona a la parrilla y las famosas espetadas de carne. Todo buenísimo
Espetada
Descansamos un rato, un baño en la piscina del hotel y nos preparamos para ir a la zona del puerto dónde se celebraba un festival con fuegos artificiales y música clásica acompañando el espectáculo pirotécnico. 
Festival en Funchal
Y así llegó la noche...
Cuando llegamos al hotel todavía había en la cafetería música en directo y la gente disfrutaba de las canciones mientras se tomaban algo. ¡Muy buen ambiente!¡Por cierto que el cantante lo hacía muy bien!
El domingo nos levantamos con mucha energía, era nuestro último día y teníamos que aprovechar al máximo. Un buen desayuno y carretera.
Nos dirigimos a Cabo Girao, un elevado acantilado de 589 metros de altura situado al sur de la isla que cuenta con un mirador y una plataforma con suelo de vidrio. Las vistas son espectaculares.

Cabo Girao (Madeira)

                                                                                           Cabo Girao (Madeira)


Después de hacer una parada en una tienda de recuerdos (tenían productos artesanales muy buenos), nos acercamos a Sao Vicente, un pueblo al norte de la isla que se encuentra rodeado de montañas y en uno de los valles más bonitos de todo el archipiélago.
Allí nos encontramos con las famosas cuevas de Sao Vicente. Durante media hora de recorrido pudimos ver impresionantes formaciones geológicas y pequeños lagos de agua transparente. 


Cuevas de Sao Vicente (Madeira)

                                                            Cuevas de Sao Vicente (Madeira)


                                                                               Cuevas de Sao Vicente (Madeira)

Nuestra última parada antes de ir  a comer fue en el Miradouro do Cristo Rei do Garajau, un mirador que cuenta con una estatua del Cristo Rei y dónde se puede disfrutar de unas excelentes vistas panorámicas sobre el Océano Atlántico


                                                                  Mirador del Cristo Rei de Garajau (Madeira)

Ya nos quedaba poco tiempo antes de regresar al aeropuerto, así que pensamos ¿qué mejor forma de despedirse de la isla que con otra buena comida de la zona? :)

Elegimos para comer el restaurante Chalet Vicente, en Funchal. Empezamos por unos entrantes; Presunto y que no falte el Bolo do caco :)
Como plato principal tomamos el famoso Frango piri piri, una receta portuguesa de pollo picante buenísimo.

                                                                           Presunto


                                                                     Frango piri piri



Después de un buen café portugués emprendimos el viaje de vuelta a España muy contentos de haber podido disfrutar de un fin de semana inolvidable. 


Sin duda volveremos pronto por estas maravillosas tierras (además nos quedaron muchas visitas pendientes) :)



Precioso viaje. ¡Muito obrigado Madeira!







domingo, 12 de abril de 2015

¡DESCUBRIENDO CASTILLA-LA MANCHA!


¡Esta vez nos tocó viajar a nosotros! J Nunca habíamos estado en Castilla- La Mancha, así que decidimos descubrir un fin de semana los encantadores y singulares pueblos de la provincia de Guadalajara, una provincia que ha sido cruce de caminos y emplazamiento de todo tipo de culturas que han dejado su huella en un patrimonio histórico y monumental que logra trasladar a todos sus visitantes al Medievo.
Salimos un sábado por la mañana bien temprano, a eso de las 5 sonó el despertador (si es para viajar nunca hay pereza ni sueño J). Teníamos bastantes kilómetros por delante, así que fuimos con calma y a media mañana llegamos a Guadalajara capital.
Nos alojamos en el hotel Pax, un hotel que nos gustó bastante. La habitación espaciosa, luminosa y cómoda, además de ser un hotel muy asequible.



Habitación doble estándar del hotel Pax (Guadalajara)

Dejamos nuestras cosas en el hotel y salimos a comer algo.
Nos decidimos a ir a un restaurante italiano que se llama Stromboli. ¡Muy recomendable! ¡Riquísimas pizzas y pastas! Y los postres..mmmmm….
¡Nos atendieron de maravilla y todo estaba buenísimo!
¡Un buen restaurante italiano nunca falla!

Horno de leña del restaurante Stromboli  (Guadalajara)

Por la tarde nos echamos a caminar y visitamos los lugares más conocidos de Guadalajara; el Palacio del Infantado, el Panteón de la Condesa de la Vega del Pozo y la Concatedral.


Palacio del Infantado (Guadalajara)


Panteón de la Condesa de la Vega del Pozo (Guadalajara)


Concatedral (Guadalajara)

Y entre tanto precioso monumento, decidimos hacer una pausa, y de casualidad, nos encontramos con el Zoo de Guadalajara; un lugar entretenido, instructivo y además gratuito.
El Zoo no es demasiado grande, pero sí lo suficiente para dar una vuelta y entretenerse un par de horas viendo varias especies como pavos reales, nutrias, cabras, zorros o el oso pardo.

Nutrias (Zoo de Guadalajara)

Muflones (Zoo de Guadalajara)

Y después de la pausa en el zoo, a última hora de la tarde, decidimos coger el coche y acercarnos a alguno de esos pueblos con encanto que parecen llevarte a otra época.

La primera parada fue en Torija. Es un pueblo a unos 25 Km de Guadalajara, que cuenta solamente con 1600 habitantes, pero que merece la pena visitar sólo por poder contemplar su magnífico castillo.

Se cree que la fundación del Castillo de Torija pertenece a los templarios. Sirvió de atalaya defensiva en guerras medievales, siendo conquistado por los navarros en el siglo XV.
Lo mejor de todo, es que cuenta con un perfecto estado de conservación.

Castillo de Torija



 Castillo de Torija

Pero aún nos quedaban ganas de descubrir algún rincón más…
Y llegamos a Brihuega, una villa amurallada con gran riqueza monumental como legado de su historia.

Brihuega

Y llegó la noche en Brihuega…

Plaza de toros (Brihuega)



Aprovechamos hasta el último minuto del día, llevábamos bastantes horas sin dormir J así que nos fuimos a cenar algo rápido y a descansar al hotel, ¡Qué mañana aún quedaban sitios por descubrir!

El domingo nos levantamos bien temprano llenos de energía y salimos del hotel para hacer un viaje al pasado medieval de Sigüenza.
Sigüenza se encuentra a unos 70 Km de Guadalajara y es una de las ciudades con más historia de España.
Vistas de Sigüenza

El castillo, la catedral y la plaza Mayor son los tres puntos de obligada visita de la ciudad, si bien las calles de Sigüenza están repletas de edificios civiles y religiosos de gran belleza. El castillo es actualmente Parador de Turismo. Fue construido tras la invasión árabe en el siglo VIII.

Parador de Sigüenza



Parador de Sigüenza

            Parador de Sigüenza

Parador de Sigüenza

La catedral, iniciada en 1130, alberga en su interior el sepulcro de Martín Vázquez de Arce, conocido como El Doncel de Sigüenza.

Catedral (Sigüenza)

                                                                  

Plaza Mayor (Sigüenza)

Y después de tanta visita, nos fuimos a tomar un buen desayuno en Sigüenza. ¡Y menudo desayuno nos pusieron! ¡No se andan con medias tintas los seguntinos! J
¡Con decir que el camarero contaba que desayunaba torreznos a diario y hacia 18 años que no visitaba al médico! ¡Habrá que probarlos en la próxima visita!

Torreznos (típicos de Sigüenza)

Al mediodía decidimos comenzar nuestro viaje de regreso a Galicia, teníamos una buena tiradita hasta casa… Eso sí, nos fuimos con muy buen recuerdo de la provincia de Guadalajara y con muchas ganas de descubrir y perdernos de nuevo por estas tierras que te conducen a otros tiempos.

¡Hasta otra Guadalajara!